Siete recomendaciones para un envejecimiento activo y saludable

Por Manuel filomeno

Todos envejecemos, eventualmente. Desde el día en que nacemos, nuestros cuerpos pasan por procesos biológicos, mentales, emocionales y sociales que desembocan en nuestra formación como seres humanos. Este desarrollo tiene subidas, mesetas y bajadas.

Al llegar a la mitad de nuestras vidas, el desarrollo se ralentiza y empieza el inevitable desgaste físico que nos acompañará hasta nuestros últimos días; sin embargo, el conocimiento y la sabiduría adquirida hasta ese momento no dejan de crecer, hasta que el deterioro nos alcanza.

La vejez trae consigo la merma del vigor y la salud, así como el probable inicio de enfermedades tanto físicas como mentales. Sin embargo, son las implicaciones psicosociales las que a menudo pasan desapercibidas, indica Karina Peñaloza, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

“Se trata de una etapa de la vida en la que se presentan características propias a todo nivel en las personas, en lo físico, psicológico y social, que están plenamente y permanentemente vinculadas. En todas estas esferas la característica común es la pérdida; pudiendo darse alguna ganancia”, puntualiza. 

Desde un punto de vista biológico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte. 

“Este camino está lleno de desafíos, principalmente la enfermedad”, explica la directora de la carrera de Psicología de Unifranz, Liudmila Loayza.

Loayza indica que el envejecimiento, muchas veces, llega con enfermedades inflamatorias como el reumatismo o la artritis, condiciones cardiacas, renales, hepáticas, o el deterioro de las funciones cognitivas, como la demencia senil o el Alzheimer, las cuales pueden limitar la manera en la que los padres o familiares se desenvuelven y los hace dependientes de sus hijos, lo cual puede generar una carga emocional y física sobre los hijos.

En este contexto, la actividad física y mental de los adultos mayores juega un papel crucial en asegurar una mejor calidad de vida y en el empoderamiento de los mayores a fin de lograr su envejecimiento activo y saludable, promoviendo la participación en las ocupaciones significativas.

A continuación, siete recomendaciones para tener un envejecimiento activo y saludable:

 

  • Mantener una buena iluminación en casa

 

Una buena iluminación en aquellos sectores donde deambula la persona mayor le permitirá visualizar los recorridos y el mobiliario presente. Esto facilita su movilidad y previene accidentes. De la misma manera, es necesario Asimismo, mantener los ambientes y pasillos libres de obstáculos para favorecer la movilidad funcional. 

 

  • Organizar los espacios

 

Es importante organizar los espacios de manera tal que los objetos de uso cotidiano queden al alcance de la persona mayor, para evitar que la misma se agache o intente alcanzar objetos en altura.

Cabe destacar que resulta indispensable identificar los sitios de preferencia de la persona para estar más atentos a estos factores de riesgo que pueden estar presentes. 

 

  • Mantener una rutina diaria

 

La planificación y organización de la rutina diaria adquiere una importancia crucial en la vida de las personas mayores. Las rutinas no solo proporcionan estructura, sino que también ofrecen predictibilidad en la vida diaria.

Es necesario tener en cuenta las ocupaciones significativas de la persona y los eventos que ella desea registrar, como, por ejemplo: cumpleaños, aniversarios, obras de teatro, partidos de fútbol, entre otros. Esto le será de ayuda para mantenerse organizada y orientada en el tiempo.

 

  • Facilitar el acceso a nuevas tecnologías

 

Es necesario facilitar el acceso y el manejo de las nuevas tecnologías para las personas mayores, con la finalidad de que las mismas puedan continuar participando de manera activa e independiente en tareas necesarias, tales como realizar un llamado, sacar una foto, hacer un pago o leer noticias. 

Las nuevas tecnologías promueven la comunicación con otras personas y resultan interesantes a la hora de llevar a cabo actividades de tiempo libre.

 

  • Mantener una libreta de contactos

 

Se recomienda utilizar una libreta de contactos de familiares, amigos y vecinos a quienes se pueda recurrir frente a cualquier eventualidad. Asimismo, será importante que pueda colocarse números de emergencia asociados a la obra social, prepaga o servicios de salud, así como también de seguridad, tales como policía, bomberos o línea municipal.

 

  • Utilizar ayudas como bastones y andadores en caso sea necesario

 

En caso de ser necesario el uso de bastones y andadores, es indispensable promover que la persona mayor cumpla su uso y garantizar su máxima seguridad. Así la persona considere que su hogar es sumamente conocido y seguro, se sugiere deambular con el equipamiento adecuado para evitar caídas.

 

  • Participar en actividades de interés

 

Es indispensable que la persona realice una búsqueda de actividades de interés para participar de ellas y ocupar su tiempo libre. Las mismas pueden desempeñarse fuera o dentro del hogar. 

Para estas últimas, se pueden generar ambientes agradables, como por ejemplo, un sector de lectura, para ver películas, pintar o escuchar música.

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