La cita con el médico no es necesariamente tan agradable para muchos pacientes que tratan de evadir este encuentro. Desde el momento que se siente el olor del ambiente y al ver los instrumentos quirúrgicos se puede generar una ansiedad generalizada que, de prolongarse, podría derivar en un trastorno que requiere terapia.
La acción evitativa es el concepto que se maneja en este tipo de ansiedades, es la reacción más recurrente en las personas que lo padecen y tiene que ver con la reiteración de no acudir al médico por el miedo que le genera todo lo que ve en una clínica.
“Es como una conducta anticipatoria de una persona que viene cargado de aspectos fisiológicos, cognitivos y emocionales. Por otro lado, puede tener pensamientos de posible agresión y de muerte, (…) esto va a generar una emoción, podría ser de miedo; un miedo desproporcionado al estímulo, es definitivamente una respuesta sistemática integral de la persona a una situación”, informa Tatiana Montoya, docente de la carrera de psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Manuel ingresó a una fase poscovid sin percatarse del daño que registraban sus pulmones, ya que presentaban fibrosis avanzada. Por un mes, luego de pasar el ciclo del virus, estuvo en su habitación con automedicación. Una mañana se desmayó y lo trasladaron de emergencia a un centro de salud, donde le dijeron que debía internarse. Tras la atención de urgencia, el sexagenario artesano decidió ir a su casa y se negó a ingresar al nosocomio. “Ahí se muere la gente”, decía.
El cuadro de salud empeoró, por una semana estuvo en su casa bajo los cuidados de su familia, pero cada vez la respiración era dificultosa, casi nula. La misma esposa decía que no prefería internarlo porque temía que no salga vivo. Las noticias de varios fallecidos por covid y que no superaban terapia intensiva fue el mayor miedo que generaban al interior de la casa.
Llegó el día que debía ir a la asistencia médica y no podía caminar más. Manuel fue obligado a ingresar internado en un hospital y allí tenía asistencia con tubo de oxígeno. Le dijeron que estaba en terapia intermedia y respondía con temor, 12 horas después de un examen de tomografía, le dijeron que iba a ingresar a cuidados intensivos. Antes de que descanse con el sedante, temblaba y lloraba con pánico y se descompuso aún más.
La ansiedad o miedo al hospital, médico u otro referente sanitario tiene que ver con una historia o experiencia negativa de las personas. Un ejemplo sencillo es el dolor que sienten por una aguja, jeringa o inyecciones; al temor por una anestesia mal aplicada u otra referencia histórica que tuvo que ver con la sensación de dolor.
“En realidad, el miedo se da al momento de entrar a un consultorio de un médico u odontólogo, por ejemplo. Es natural sentir cierta ansiedad, también es anticiparse a algo que se puede producir; pero ya los trastornos de ansiedad, en relación a cualquier de estas dos situaciones, no es usual en todas las personas”, agrega Montoya.
Una idea preconcebida sobre la realidad sanitaria es un factor que incide en la generación de ansiedad en muchas personas; esto tiene que ver con un aspecto cultural, afirma la académica de Unifranz, ya que la poca información que se tiene sobre el servicio y las condiciones al momento de acudir a una cita médica inciden en el paciente.
En Bolivia, la conflictividad vinculada con la salud tiene que ver, como un factor, con la mala praxis médica. La Asociación de Víctimas de Negligencia Médica y Mala Praxis Médica reportó que en 2022 hubo 55 casos denunciados.
Pero no es condición imperante la responsabilidad médica en una accidente o tragedia con la salud de algún paciente; pero sí influye en la idea preconcebida que tiene una persona sobre el tipo y calidad de servicio.
“Culturalmente, muchas personas piensan que es mejor tener los bebés en la casa, que en el hospital, pero es un tema de falta de información, que generalmente sucede en comunidades que capaz no han prestado la información adecuada”, sostiene Montoya.
¿Cuáles son las terapias para tratar la ansiedad?
Las personas que van a desarrollar algún tipo de fobia, sí tienen reacciones exacerbadas. “Ni informándoles ni diciéndoles que es para su bien, los pensamientos van a ser muy irracionales, ‘me voy a morir si voy al dentista o capaz sangro’; son comportamientos extremos porque se anticipan a la situación”, dice la profesional.
El tratamiento interdisciplinario o multidisciplinario es una de las terapias que surgen con eficiencia para los casos de ansiedad y miedo al médico. Montoya explica que el odontólogo, por ejemplo, debería trabajar con el paciente y un especialista en ansiedad dental. También hay los odontopediatras que son formados con técnicas innovadoras.
El profesional tiene que estar en relación cercana con el paciente a nivel histórico, si ha sentido ansiedad. “Tendría que tener una relación cercana con la familia y también una relación con el profesional en salud mental, para que este profesional puede diagnosticar si tiene una ansiedad dental”, enfatiza Montoya y agrega que otras disciplinas que pueden participar en el tratamiento son la psiquiatría y profesionales en bioquímica, para que informen sobre los procedimientos.
La hipnoterapia es una técnica innovadora, sobre todo a pacientes que tienen alergia a la anestesia y requieren concentrarse para reducir el dolor.
En tanto, la realidad virtual ingresa a este campo para promover la sensibilización sistemática que permite programar la experiencia con el dentista. Montoya afirma que el paciente no vive la experiencia real, pero puede prepararse para estimular la sensibilización.
“Podemos programar de inicio caminando hacia el dentista, que está experimentando, bajar la ansiedad, bajar el miedo; hacerle respirar, hacer todas las técnicas que tenemos para justamente bajar la posibilidad de que tenga la fobia o tenga alguna reacción a la curación”, explica la experta.
Gran parte del trabajo de terapia lo desarrollan los médicos que en la medida del caso deben expresar las habilidades blandas desarrolladas para ganar la confianza del paciente. Los estudiantes de ciencias de la salud deben tener una formación psicológica para poder abordar y tratar a los eventuales pacientes de manera empática, amable y positiva.