Para muchos estudiantes, la universidad representa un paso importante hacia su futuro profesional, pero también puede ser un periodo de ansiedad y preocupación.
El aumento en la carga de trabajo, la complejidad de los temas y la necesidad de adaptarse a nuevos métodos de estudio pueden generar estrés y ansiedad en los estudiantes.
Leslie Vidaurre Flores, de la jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que la universidad suele ser un momento en el que los estudiantes deben asumir una mayor responsabilidad personal, gestionar su tiempo, organizar sus estudios, la vida social y otros aspectos de su vida cotidiana.
“La presión familiar, social y el estilo de vida puede aumentar la ansiedad durante la transición a la universidad, que se constituye en un paso importante hacia el futuro profesional de una persona. El miedo al fracaso académico o a no estar a la altura de las expectativas puede generar una gran ansiedad en los estudiantes”, dice la académica.
Luciana Rojas, que actualmente cursa el séptimo semestre de la carrera de Derecho, recuerda que los primeros días de su vida universitaria fueron traumáticos, porque ya no estaba en “su burbuja de seguridad”, como ella llama a su colegio, donde pasó 14 años de su vida.
“Me asustaron mucho mis primeros días. Ya no estaba con mis amigos de toda la vida, mis docentes tenían otro sistema de enseñanza, donde tenía que participar, leer mucho, tomar apuntes en vez del dictado, pero a las pocas semanas ya tenía nuevos amigos. Hoy, valoro cada uno de mis días en la universidad”, indica la joven universitaria.
Los temores y la ansiedad pueden tener un impacto significativo en la elección de la carrera y en los estudios universitarios.
Los estudiantes pueden optar por carreras que perciben como menos desafiantes o más seguras, en lugar de seguir sus verdaderos intereses y pasiones. La ansiedad también puede interferir con el rendimiento académico, dificultando la concentración y la retención de información.
Para José Antonio Salinas, estudiante de Periodismo, antes de entrar a la universidad sintió muchos nervios porque no sabía qué carrera elegir. “Ha sido un proceso complicado por la presión familiar; pero al final, creo que uno tiene que elegir lo que siempre quería”.
La directora de la carrera de Psicología de Unifranz, Eliana Exalto, sostiene que, para afrontar la ansiedad propia de la vida universitaria, los estudiantes deberían respetar las horas de sueño, tener siempre pensamientos positivos, respirar profundo, divertirse en cada proceso o manejar una pelotita antiestrés a fin de controlar episodios de ansiedad.
“En caso que el estudiante sienta que la ansiedad lo está desbordando, también puede consultar a un especialista en el área de la psicología para que lo guíe y logre un proceso sano”, indica la académica, en el podcast Nación Disruptiva.
Vidaurre, por su parte, reflexiona que “la ansiedad crónica puede tener efectos negativos en la salud mental y el bienestar general de un estudiante. Esto puede manifestarse en forma de estrés, depresión, inseguridad, baja autoestima y otros problemas emocionales que dificultan el éxito académico y profesional”.
La ansiedad puede ejercer una influencia significativa en la toma de decisiones relacionadas con la carrera y los estudios universitarios. Según la académica, es importante que los estudiantes reconozcan y aborden estos temores de manera proactiva, buscando apoyo y orientación tanto a nivel académico como emocional para tomar decisiones informadas y satisfactorias sobre su futuro.
Tips para una transición exitosa
Vidaurre menciona cinco consejos para una transición exitosa a la educación superior:
- Establece metas claras: antes de comenzar tus estudios universitarios, tómate el tiempo para reflexionar sobre tus metas académicas y profesionales. Establece objetivos claros y trabaja hacia ellos de manera constante.
- Desarrolla habilidades de gestión del tiempo: la universidad puede ser exigente en términos de carga de trabajo y responsabilidades. Aprende a administrar tu tiempo de manera efectiva para cumplir con tus compromisos académicos y personales.
- Pide ayuda cuando lo necesites: las universidades ofrecen una variedad de recursos de apoyo, como tutoría, asesoramiento estudiantil y programas de mentoría. No dudes en buscar ayuda si enfrentas dificultades académicas o personales.
- Participa en actividades extracurriculares: la universidad no se trata solo de estudiar; también es importante participar en actividades extracurriculares que te interesen. Estas actividades pueden ayudarte a reducir el estrés y conocer a nuevas personas.
- Mantén el equilibrio entre el trabajo y la vida personal: dedica tiempo a actividades que te ayuden a relajarte y descansar, como pasar tiempo con amigos y familiares, hacer ejercicio o practicar hobbies. Mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal es fundamental para tu bienestar emocional y académico.
“Es normal sentirse nervioso al principio, pero con el tiempo y la práctica, uno se adapta en tu nueva etapa académica”, dice Vidaurre, a tiempo de recalcar que la determinación y un adecuado apoyo se pueden superar los desafíos de la transición a la educación superior y alcanzar metas académicas y profesionales.
José, por su parte, aconseja “seguir lo que el corazón dice”, además de empeño, dedicación y esfuerzo.
Diferencias entre educación superior y bachillerato
La educación superior difiere del bachillerato en varios aspectos como el nivel de estudio y profundidad. Los cursos universitarios suelen profundizar en áreas específicas de estudio y requieren un mayor nivel de comprensión y análisis.
“Los estudiantes tienen más libertad para elegir cursos según sus intereses y metas profesionales. La educación superior tiende a enfocarse más en la investigación y la aplicación práctica del conocimiento y los estudiantes pueden participar en proyectos de investigación, pasantías y otras experiencias prácticas que complementan su aprendizaje en el aula”, indica Vidaurre.
La educación superior ofrece un entorno de aprendizaje más avanzado, especializado y flexible en comparación con el bachillerato. Los estudiantes tienen la oportunidad de profundizar en áreas de estudio específicas, participar en actividades de investigación y aplicación práctica, y asumir una mayor autonomía en su aprendizaje.