Concientización, capacitación y denuncia son estrategias para prevenir el acoso en el aula

Sentimientos de inferioridad, baja autoestima, heridas físicas y secuelas psicológicas que pueden derivar en depresión, bipolaridad y hasta el suicidio, son algunas de las secuelas que deja el acoso escolar, tanto en las aulas y patios como en espacios virtuales.

“No me dejaban en paz, mis dos últimos años en el colegio fueron los peores de mi vida. Me decían cosas, me lanzaban basura, me rompían los cuadernos y me seguían en la calle. Mis atormentadores eran mis propios compañeros, que no paraban de hablar de mi peso, de mi cabello y de mis gafas”, recuerda Sebastián, una víctima de acoso escolar.

Sin embargo, más allá de la dimensión psicológica del acoso, existe una dimensión moral y legal, ya que el acoso deriva en violencia y se deben garantizar los derechos de las víctimas.

Esto plantea un reto para los educadores, autoridades y padres, que requieren de herramientas para prevenir el acoso en las aulas y en Internet. Estas herramientas son la concientización, la capacitación y la denuncia.

 “Si nos referimos a los efectos jurídicos que pueden surgir del acoso escolar y del ciberacoso, estamos hablando, primeramente, de que se está vulnerando el derecho a la integridad personal de un estudiante en el ámbito físico o psicológico, y que estamos en presencia de una situación de violencia que se aplica de forma reiterada e intencional, por lo que para garantizar este derecho deben cesar los hechos, otorgar garantías al afectado y, en su caso, establecer  sanciones al agresor”, explica Zulma Aliaga, docente de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

La jurista manifiesta que el estudiante debe asistir a un centro educativo con la seguridad de obtener conocimientos, pero además de contar con un ambiente saludable, el cual se verá afectado si otra persona lo humilla, lo degrada o lo atemoriza. Ya que de lo contrario se están violando sus derechos, desde el punto de vista legal.

“Entonces estamos hablando de otros derechos que pueden verse vulnerados, dependiendo el caso, como son: el derecho al honor, el derecho a la imagen o el derecho a la intimidad, los cuales tienen protección jurídica en las diferentes áreas del Derecho”, afirma la docente universitaria.

Asimismo, sostiene que es importante informar a los estudiantes que sólo ellos definen el contenido que les causa daño; por tanto, no se puede minimizar las situaciones que los afectan, ya que son personas distintas y se han presentado situaciones en las que el acoso puede tener consecuencias irreversibles como el suicidio.

“Por otro lado, se debe puntualizar que en la etapa escolar se pueden realizar bromas, pero si estas pasan el límite y el agresor continúa, al haber intención de causar daño, éste debe ser sancionado”, agrega.

Estrategias de protección

Aliaga recuerda que existen maneras de proteger a las víctimas de acoso. El primero de ellos, es la prevención a través de la capacitación y concientización sobre los derechos que tienen las víctimas y cómo denunciar los abusos.

“Tenemos diferentes mecanismos de protección y el primero sería la prevención, brindando una información clara a los estudiantes sobre las formas en las que otros compañeros, personal docente o administrativo pueden vulnerar sus derechos, causarles un daño físico o psíquico y las instancias que existen para su protección, haciendo énfasis en la confianza que deben tener a los padres, maestros o amigos para contarles sobre situaciones que los incomoden, molesten o dañen de alguna forma”, explica.

Otro mecanismo es la denuncia, que parte del hecho de que la víctima asuma que debe parar el daño que le están causando, no sólo por ella sino para evitar que se repita este tipo de comportamientos con sus demás compañeros.

“Para esto existirán diferentes instancias; primeramente, las autoridades educativas deberán recibir las denuncias de forma verbal o escrita con un breve relato de los hechos, el señalamiento del agente del daño (agresor) y obviamente de las pruebas, determinando previo seguimiento las sanciones disciplinarias”, dice la jurista.

En caso de que no se tenga una respuesta de las autoridades, se puede acudir a las Distritales de Educación, al Ministerio de Educación o a las Defensorías de la Niñez.

“Más allá de las sanciones hacia el agresor que pueden pasar desde llamadas de atención escritas, suspensiones, hasta una expulsión del centro educativo, lo que se debe evitar es normalizar este tipo de situaciones, correspondiendo a las instancias educativas gestionar planes de acción internos, para otorgar garantías a los estudiantes”, agrega.

En el caso del ciberacoso, según Aliaga, las mismas plataformas en las que se producen los ataques tienen mecanismos de protección que permiten a la víctima bloquear la cuenta de la persona que esté causando ciberacoso, con la denuncia de la cuenta por su contenido o conducta inapropiada.

“De la misma forma, las plataformas actualmente utilizan inteligencia artificial para detectar contenido ofensivo. La forma de denuncia es la misma que para el acoso o bullying presencial y las plataformas brindan una opción eficiente para generar evidencias o pruebas del acoso que podrán ser presentadas en las instancias ya mencionadas”, agrega.

Finalmente, la abogada recomienda un manejo adecuado de redes sociales, utilizando las restricciones de privacidad y tener cuidado con la información e imágenes que comparten, para evitar que los estudiantes sean víctimas del ciberacoso.

Unifranz
El acoso genera acoso y puede crear una personalidad violenta

Los efectos del acoso

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), un número significativo de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo se enfrenta a la violencia en la escuela y al acoso, incluido el ciberacoso, lo que repercute en su salud, bienestar y educación.  

“El acoso escolar en las aulas se muestra de diferentes formas, ya sean físicas o psicológicas: pellizcos, punzones con lápices, tijeras, dedos, empujones, jalones de pelo, burlas, críticas, desvalorizaciones, risas burlonas, gestos, indiferencia o robo de trabajos”, explica Thelma Herrera, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Cualquiera sea la forma de acoso, sus efectos pueden tener graves consecuencias, principalmente psicológicas, que van desde sentimientos de inferioridad o baja autoestima. “Como la formación del autoconcepto es en la niñez temprana esto repercute en la construcción de su personalidad. Además, en la parte cognitiva puede derivar en bajo rendimiento escolar”, especifica la académica.

Para Herrera, estos efectos psicológicos, con el tiempo, pueden complicarse y derivar en depresión, bipolaridad y llevar a las personas hasta el suicidio.

“Por este daño que tiene el niño, ya en la adultez y en la adolescencia puede presentar problemas de distimia (trastorno depresivo persistente) y depresión. Esto a su vez puede derivar en trastornos de personalidad (límite, dependiente o histriónico) y también puede llevar a un trastorno de personalidad antisocial”, agrega.

Esto último significa que, debido al abuso sufrido durante los años formativos, la persona puede generar mecanismos de defensa psicológicos más complejos y defenderse de manera igual a los acosadores.

“El acoso genera acoso y puede crear una personalidad violenta, una personalidad que busque hacer daño a la otra persona como algo inverso al bajo concepto persona”, explica la psicóloga.

Acciones desde las aulas

La profesional indica que la mejor manera de prevenir el acoso escolar es impulsar el desarrollo de la empatía entre los estudiantes, haciéndolos colaborar y participar, lo cual ayudará a mejorar su tolerancia a la frustración.

“Los trabajos colaborativos son los que ayudan a las personas a ser empáticas y desarrollar habilidades sociales como la colaboración, la participación efectiva, la tolerancia a la frustración, al fracaso escolar, al fracasar en alguna temática y luego volver a levantarse, ya que son estos sentimientos los que pueden provocar el acoso escolar”. dice la psicóloga.

Herrera agrega que los maestros deben impulsar un aprendizaje humanista, sobre todo considerando que todas las personas tienen pensamientos, creencias, hábitos propios y estilos de aprendizaje propios.

“Considerando eso, siempre debemos poner atención a la diversidad, a la inclusión y a la integración. La importancia de tener una educación integral y desarrollar inteligencia emocional en los niños es fundamental para la salud mental. Y, es un deber de las ciencias sociales el visibilizar la salud mental para tener seres humanos felices y con calidad de vida”, acota Herrera.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *