En medio de la desolación por la irreparable pérdida, un fenómeno de amor y esperanza emerge con la llegada de los llamados «bebés arcoíris». Estos pequeños, nacidos después de una experiencia de pérdida como abortos espontáneos, mortinatos o muertes neonatales, traen consigo una renovada luz a las familias que han sufrido previamente.
Los bebés arcoíris simbolizan una nueva oportunidad, una promesa de un futuro brillante después de la tormenta. Son llamados así por su papel metafórico de aparecer después de la tormenta, tal como lo hace un arcoíris después de la lluvia.
“Son aquellos que nacen después de que la familia sufrió la pérdida de un hijo anterior, ya sea durante el embarazo o dentro de los primeros 28 días de vida, lo que consideramos como etapa neonatal”, indica Loagdy Mendizábal, médico pediatra perinatólogo, y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Miriam recuerda, todavía con tristeza, los difíciles momentos que pasó hace cinco años con la pérdida de su bebé a escasos días de la fecha prevista para su alumbramiento.
“Fue muy doloroso, tanto para mí como para mi esposo. Tuvimos que ir al psicólogo y a un terapista de pareja para afrontar la pérdida de nuestro bebé. No me di cuenta que ya estaba con contracciones y no fui al hospital oportunamente. Mi hijo falleció en mi vientre y no pude hacer nada para salvarlo”, dice, con voz entrecortada.
Relata que dos años después se volvió a embarazar. La angustia la atormentó desde el día que el médico le confirmó que nuevamente esperaba un bebé. Cuenta que temía que se repita la historia y que, cada vez que sentía algo extraño, ella llamaba o visitaba al médico.
“Programé incluso el día que nacería mi hija para evitar cualquier complicación. Hoy, mi hijita está a punto de cumplir dos añitos y es la luz que ilumina nuestras vidas. Yo dejé de trabajar para estar con ella las 24 horas del día. Puede parecer una exageración, pero no queremos ningún tipo de contratiempos con ella”, comenta la madre.
Los bebés arcoíris no solo representan el milagro de la vida, sino que también llevan consigo un significado profundo para los padres. Para muchas familias, la llegada de estos bebés es un momento de sanación y renovación, una oportunidad para celebrar la vida mientras se honra el recuerdo de aquellos que se han ido.
“Cada embarazo es de cuidado, pero más aún si existió una pérdida previa, los controles prenatales, controles ecográficos y laboratoriales se deben realizar de manera regular, en toda la etapa del embarazo, sin olvidar lo emocional, debemos sanar para brindar amor a nuestros bebés arcoíris, realizando terapia psicológica”, explica la médico.
Mientras que la llegada de un bebé arcoíris puede traer consigo alegría y esperanza, también puede desencadenar una mezcla de emociones complejas para los padres, que aún llevan el peso de la pérdida anterior. Es importante reconocer y apoyar el proceso de duelo que acompaña a la experiencia de perder un hijo, así como celebrar la llegada de un nuevo miembro a la familia.
Mendizábal señala que muchas mujeres durante este periodo, pueden presentar ansiedad, estrés y miedo. “Sin embargo, debemos recordar que los bebés arcoíris son exactamente eso, la tormenta ha cesado y comienza una hermosa etapa una nueva oportunidad de amar”.
Cuidados de la mujer embarazada
La académica afirma que las mujeres que pasan este proceso, deben:
● Buscar ayuda profesional
● Darse tiempo para el duelo
● Fomentar la individualidad sin cargas
● Dar amor, sin sobreprotección
● Tener apoyo familiar
“No nos olvidemos que la familia debe ser como una tribu, cuidar de los suyos, apoyarnos unos con otros para poder seguir adelante, no hay carrera sin tropiezos”, indica.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) existen desafíos importantes a abordar en el periodo neonatal, pero fundamentalmente en el continuo de la atención de las mujeres, el embarazo, el parto y el cuidado del recién nacido, debido a factores como:
● La mortalidad neonatal de causa prevenible
● Las condiciones de salud que afectan el capital humano a lo largo del curso de vida y el ca-pital social
● Las importantes desigualdades.
Los bebés arcoíris son un recordatorio de la capacidad de resiliencia del espíritu humano y la capacidad de encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.
Su llegada no borra el dolor del pasado, pero ofrece una nueva perspectiva y una razón para tener esperanza en el futuro. En un mundo lleno de incertidumbre, estos pequeños “milagros” son un recordatorio de que siempre hay espacio para la alegría y la renovación, incluso después de una pena tan profunda.