Desde negocios ambulantes hasta empresas que lidian con clientes grandes, los emprendimientos liderados por mujeres abarcan variados perfiles, definidos principalmente por el sector, tipo de negocio y los distintos niveles de formalización, así lo revela la investigación “Perfil de la mujer emprendedora en Bolivia: Dinámicas de emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal”.
El estudio, realizado por el Instituto de la Mujer y Empresa (IME) –parte del centro estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz– con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD Bolivia, ensaya dos formas de clasificación. El primero por tipo de relaciones laborales y el segundo por nivel de formalización de los emprendimientos, relacionado también con el nivel de instrucción de las líderes de estos negocios.
El documento, presentado en abril, busca identificar los distintos perfiles de las emprendedoras y sus negocios en el mercado informal, con el fin de poder generar políticas públicas que ayuden a su desarrollo y proceso de formalización.
“Con este estudio se busca enriquecer la información disponible sobre el emprendimiento con rostro de mujer, que sin duda está sosteniendo la economía del país. Muchas veces somos detractores de la economía informal y no nos damos cuenta de que el sistema es interdependiente y que a veces las causales para dar este gran salto de pasar de la economía informal a la formal no depende solamente de las voluntades, sino también de políticas públicas, de servicios financieros, de programas de capacitación y otros que hagan posible que ese paso se siga dando”, expresó la rectora de Unifranz y CEO del IME, Verónica Ágreda.
Clasificación
“Una primera clasificación de los emprendimientos liderados por mujeres hace referencia a tres variables: actividad por sector, tipo de negocio, y formalidad del negocio”, señala el estudio realizado por el IME.
En esta clasificación, el estudio identificó cinco tipos de perfiles, los cuales son:
Negocios comerciales: este tipo de emprendimientos se dedican principalmente a la venta de productos, cuentan con algunos empleados con los que a veces se dan acuerdos laborales, pueden tener o no contabilidad especializada. Los productos que se venden pueden estar elaborados por terceros y, por ello, pueden ser intermediarios. Asimismo, se ajustan a las necesidades de incluir diferentes tipos de pago, incluidos los digitales.
Negocios familiares: en este perfil, la actividad económica puede variar o se puede mantener durante mucho tiempo sin necesidad de formalizarse ni expandirse. Por otra parte, la relación laboral se da mediante la colaboración familiar y, generalmente, no considera el acceso a la seguridad social. Asimismo, el capital de arranque es propio o proviene de un préstamo familiar.
Estos emprendimientos, generalmente, no consideran necesaria la digitalización ni el acceso a redes sociales y su contabilidad es ambigua puesto que los ingresos pueden ser considerados para los gastos diarios de la familia.
Negocios de servicios: Este perfil genera estrategias para adquirir más clientes, por ello ven la importancia de las redes sociales. Cuentan con empleados, pero no siempre bajo una relación formal. Pueden tener acceso a créditos ocasionales.
Negocios especializados dirigidos a clientes grandes: por su visión y misión, cuentan con todos los documentos exigidos por ley. Asimismo, acceden a créditos bancarios e implementan distintas herramientas digitales para el desarrollo de actividades como el uso de redes sociales de manera profesional. Su contabilidad es estricta y manejada por profesionales.
Negocios ambulantes y de calle: comercializan con productos de bajos costos o elaboración, no cuentan con puestos fijos e inician con un capital propio muy bajo. Dependen de terceros para mantenerse (otros comerciantes, seguridad, acuerdos municipales) y el efectivo es el método de pago predilecto, si no el único. No cuentan con empleados ni con contabilidad.
Camino hacia la formalidad
El estudio señala que la segunda clasificación se da en función de la relación de formalidad del negocio y nivel de instrucción de la emprendedora en donde se distinguen cuatro perfiles:
Perfil de alta concentración de patentes municipales: en este grupo, el 80% de los emprendimientos cuenta con patentes municipales y son, en general, puestos callejeros con una antigüedad promedio de 7,3 años.
En este nivel, solo 3,6 de cada 10 emprendedoras cuenta con instrucción superior y excepcionalmente cuentan con empleados. Este perfil tiene propensión a tener NIT y patente municipal.
El 60% de estos negocios cuenta con Número de Identificación Tributaria (NIT) y está inscrito en el Servicio de Impuestos Nacionales (NIT), mientras que el 30% cuenta con patentes municipales.
Casi la totalidad de estos emprendimientos funciona en un local y cuenta con una cuenta bancaria, mientras que 6 de cada 10 emprendedoras líderes cuenta con instrucción superior.
El estudio además señala que las emprendedoras de este perfil son las que trabajan más horas en promedio.
Perfil de emprendimientos que propenden a la formalidad: estos emprendimientos cuentan con NIT, funcionan en locales, en su mayoría tienen acceso a créditos bancarios y están casi totalmente bancarizados.
La investigación apunta que este es el perfil en que las emprendedoras tienen mayor grado de instrucción y que más empleo genera.
Perfil de alta concentración de cuentapropistas e informalidad: es el grupo más informal (8 de cada 10 no tiene ningún tipo de documentación del negocio), es el grupo menos bancarizado, solo 3,2 de cada 10 emprendedoras de este grupo tiene instrucción superior y los negocios tienen una antigüedad promedio de 4,8 años.
En este grupo se sitúan las vendedoras ambulantes y aquellas que venden en ferias itinerantes, por lo que casi no generan empleo.
“Como se advierte, el grupo con mayor propensión a la formalidad es el que genera mayor empleo y con mayores posibilidades de acceso a servicios bancarios. También el que concentra emprendedoras con mayor nivel de instrucción. Por el contrario, el grupo con una alta concentración en la economía informal, presenta el nivel más bajo de educación. Esta información deja apreciar las condiciones que permiten a las mujeres emprendedoras y empresarias optar por la formalidad de sus negocios”, explica la investigación.
Diego Suarez, jefe de Experimentación del Laboratorio de Aceleración del PNUD indica que estos datos, recogidos por el IME en el estudio, sirven para entender las dinámicas de los emprendimientos, con el fin de proyectar mejores medidas para fomentar su desarrollo.
“Entender y hablar de economía informal es crucial para Bolivia, sabiendo toda la informalidad que tenemos y entender estas dinámicas tanto económicas como sociales que son muy importantes. Es muy importante estar en el terreno y tratar de entender para hacer las políticas públicas adecuadas sobre la informalidad, sobre el cierre de brechas, digitales, de género. Ese es el gran perfil de este trabajo que se ha liberado y nos va a dar esa información y esa generación de evidencia”, puntualiza.
Ficha técnica
El objetivo del estudio es caracterizar los perfiles de las microemprendedoras y emprendedoras bolivianas que desarrollan su actividad económica en la informalidad, entender dinámicas de sus emprendimientos y formular y desarrollar proyectos y programas pertinentes para ellas.
Para la realización del estudio se tomó una muestra de 818 encuestas en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra. Es una muestra representativa a nivel de país que permite tener un 95% de nivel de confianza y un 5% de margen de error. Las encuestas se aplicaron en el último trimestre de 2022, y se realizaron cuatro grupos focales por ciudad y 10 entrevistas en el 2023. La muestra por su enfoque investigativo mixto se dirigió a mujeres líderes de pequeños emprendimientos con una actividad económica menor a 10 años de antigüedad.