En medio de una época caracterizada por la disrupción, los paradigmas laborales se transforman a una velocidad vertiginosa. Los cambios vienen impulsados por las herramientas de producción y alcanzan a las propias materias primas con las que se trabaja. Hoy, la materia gris y la tecnología son las protagonistas indiscutibles en cualquier ámbito laboral.
La pandemia actuó como un catalizador e introdujo nuevos actores. Forzó la redefinición abrupta del trabajo. Más aún porque los espacios laborales se transformaron en el último tiempo. Las tecnologías asumen un papel preponderante en el escenario global, asegura Pedro Sáenz, director del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), instituto del centro de pensamiento estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“Las tecnologías, y fundamentalmente la inteligencia artificial (IA), están reestructurando los espacios laborales, redefiniendo los puestos de trabajo y, por supuesto también, las habilidades y capacidades que debe esgrimir cualquier profesional en el ejercicio profesional”, puntualiza.
La tecnología, según el académico, es un elemento que debe ser considerado con responsabilidad para abordar, de manera objetiva, la reestructuración de los espacios laborales y el movimiento demográfico, que juega un rol crucial.
En economías desarrolladas, el envejecimiento de la población genera una migración masiva de profesionales jóvenes. Este desplazamiento afecta a la oferta y la demanda laboral a nivel mundial. Por eso, la migración, junto con la evolución del esquema de trabajo, demanda una visión más amplia y una adaptación continua.
“La población está envejeciendo rápidamente y no hay recambio para esas generaciones de trabajadores que se están jubilando. Se está generando y se va a generar una mayor migración masiva de profesionales para copar esos espacios laborales, que por supuesto, afectarán sustancialmente el espectro de la oferta y la demanda laboral”, reflexiona el director del ONT.
Los desafíos actuales
Los tiempos disruptivos plantean una serie de desafíos formativos y laborales. La formación continua se vuelve imperativa. Ya no basta con una licenciatura o una maestría; la capacidad de aprender a lo largo de la vida se convierte en un requisito indispensable.
Las tecnologías, especialmente la inteligencia artificial, demandan actualización constante para mantener la competitividad laboral. Además, las competencias blandas, como la inteligencia emocional, cobran cada vez más importancia en un entorno laboral en constante cambio.
Para Sáenz, la coyuntura post pandemia incorporó un nuevo actor en el ámbito laboral. Se trata de “la capacidad o habilidad” que deben tener las personas para formarse y aprender a lo largo de la vida.
Hoy en día, el mercado laboral demanda que los trabajadores o colaboradores se capaciten permanentemente. No hacerlo implica su salida del escenario de competitividad laboral.
“Por ejemplo, para los baby boomers, el no actualizarnos, el no capacitarnos en las nuevas tecnologías implica que estamos perdiendo competitividad al 100% (…). Es un elemento que cobra mucha importancia en el espectro laboral y que las organizaciones lo consideran muy importante para tener climas laborales positivos y propositivos que permitan a las personas adaptarse a los cambios permanentes”, señala el Vicerrector de Unifranz.
La migración también impulsa la necesidad de profesionales globales, capaces de trabajar en diferentes contextos culturales y geográficos de manera simultánea. En tanto, la internacionalización y la tecnología emergen como habilidades fundamentales para los profesionales del futuro, junto con una alta capacidad de adaptación y conocimientos técnicos sólidos.
“Son dos nuevas competencias que tienen que tener los profesionales del futuro en los procesos migratorios. Se requiere que el trabajador tenga una alta capacidad de adaptación a nuevas culturas y a nuevos escenarios y que esté muy conectado con lo que es el manejo de tecnologías”, puntualiza.
La globalización, impulsada por la tecnología, ha llegado para quedarse. Hoy en día, trabajar para una organización ubicada en el otro lado del mundo es una realidad común. Esto, facilitado por la tecnología, exige una sinergia entre diferentes culturas y un profundo conocimiento técnico para prosperar en este nuevo paisaje laboral.
La revolución laboral del siglo XXI exige adaptación, actualización y una mentalidad abierta a los cambios. La formación continua y la capacidad de trabajar en entornos globales son pilares fundamentales para el éxito en este nuevo paradigma laboral.
¿Bolivia está lista para enfrentar estos retos?
“Si nos ponemos a pensar en el cambio tan abrupto y tan rápido que se ha dado en el mundo del trabajo, como país, tenemos que pensar seriamente en dar un salto cualitativo y cuantitativo en términos de la educación y de la formación que le estamos dando a las futuras generaciones”, reflexiona Sáenz.
Sin embargo, es por demás obvio que, si se mantiene el esquema del aprendizaje basado en la memoria, los jóvenes perderán competitividad en el mercado global. De ahí la importancia de que las instituciones educativas encaren objetivamente los procesos de transformación que se viven en el campo laboral y que están muy asociados a los procesos de formación.
“Es urgente revisar las currículas y planes de estudio en las universidades para que los futuros profesionales no sean memorísticos y tengan la posibilidad de participar en procesos prácticos que los acerquen a la solución de problemas de la vida real» expresa el director del ONT.
Otros cambios que deben asumirse desde las universidades vislumbran un escenario laboral mundial. «También tenemos que desarrollar procesos de internacionalización al interior de las universidades para acercar a los estudiantes a esas nuevas realidades y culturas”, dice Sáenz.
El trabajo en equipos multidisciplinarios también es importante y exige una integración en el proceso de formación para que los profesionales aprendan a desarrollar actividades conjuntas que les permitan solucionar problemas de la vida real, globales y complejos, que requieren la participación de múltiples disciplinas.
La actual generación del conocimiento plantea oportunidades y desafíos que van a crear espacios de trabajo que antes no nos imaginábamos, manifiesta el director del ONT.