Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS 2019), dan cuenta que Bolivia tiene la quinta tasa de suicidios más alta del continente americano, la tercera tasa más alta del mundo en suicidios de niñas y niños entre los 5 a 14 años y la cuarta causa de mortalidad en jóvenes de 15 a 19 años.
El suicidio es un fenómeno complejo y multifactorial, y más aún entre jóvenes y adolescentes. Según el director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, James Robles, en el país no existen estadísticas serias sobre esta problemática y si las hay están sesgadas.
Sin embargo, algunas de las razones que históricamente han estado relacionadas con tasas de suicidio más altas incluyen:
– Trastornos mentales: como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar, la esquizofrenia u otros trastornos que aumentan el riesgo de suicidio.
– Historia de intentos previos: las personas que han intentado suicidarse en el pasado tienen un riesgo más alto de intentarlo nuevamente.
– Historia familiar de suicidio: la presencia de suicidios anteriores en la familia puede aumentar la susceptibilidad de otros miembros a tomar esta decisión.
– Factores socioeconómicos: como el desempleo, la pobreza, la falta de acceso a servicios de salud mental adecuados y la desigualdad económica.
– Aislamiento social: la falta de apoyo social y el aislamiento emocional pueden aumentar la vulnerabilidad al suicidio.
– Experiencias traumáticas: el abuso físico, sexual o emocional y otras experiencias traumáticas, pueden impactar negativamente en la salud mental.
– Acceso a medios letales: como armas de fuego o medicamentos tóxicos, puede facilitar la consumación del acto suicida.
– Abuso de alcohol y drogas: puede aumentar el riesgo de suicidio, ya que afecta negativamente el juicio y la capacidad de tomar decisiones racionales.
– Factores culturales y sociales: pueden afectar la disposición de las personas a buscar ayuda y apoyo.
– Pérdidas significativas: la pérdida de un ser querido, un empleo o una relación puede desencadenar sentimientos de desesperación y desamparo.
“Es importante que los gobiernos y las comunidades tomen en cuenta estos factores y trabajen para abordar las causas subyacentes del suicidio. La prevención del suicidio requiere un enfoque integral y coordinado que involucre a profesionales de la salud mental, líderes comunitarios y sociedad en general”, indica Robles
Señales de advertencia
El entorno familiar debe estar atento a estas señales de advertencia que se reflejan en:
– Cambios en el comportamiento, como aislamiento social, retirarse de actividades que solían disfrutar, cambios bruscos de humor o expresiones frecuentes de desesperación.
– Comentarios o expresiones preocupantes, hay que escuchar con atención si la persona habla sobre sentirse sin esperanza, sin un propósito en la vida, o si menciona que estarían mejor muertos.
– Cambios en los hábitos de sueño y alimentación, los cambios drásticos en los patrones de sueño y apetito son señales de alerta.
– Abuso de sustancias, el uso excesivo de alcohol o drogas puede ser una señal de que alguien está lidiando con problemas emocionales.
– Descuido personal, en su apariencia personal o en su higiene.
– Regala posesiones, podría ser indicio de que está contemplando tomar una decisión extrema.
– Crisis emocionales recientes, como la pérdida de un ser querido, problemas financieros o conflictos familiares pueden aumentar el riesgo de suicidios.
– Búsqueda de información sobre el suicidio, es una señal seria de alarma.
El académico sostiene que “es crucial que, si se observa alguno de estos signos, intente hablar con la persona de manera compasiva y sin juzgar. Ofrecer apoyo emocional y escuchar activamente puede ser de gran ayuda”.
Apoyo familiar
La familia juega un papel trascendental en la prevención del suicidio. A partir de la identificación de señales se puede trabajar en una comunicación abierta y sin prejuicios, mostrar afecto, preguntar acerca de sus pensamientos, evitar minimizar los problemas, mantener un ambiente seguro o evitar la estigmatización.
Robles afirma que los familiares deben fomentar la búsqueda de ayuda profesional de la salud mental y ofrecerse a “acompañarlo a hacer una cita si es necesario y apoyarlo durante el proceso de tratamiento”.
También es necesario que el entorno familiar cuide de sí mismo porque brindar apoyo a alguien que está pasando por problemas emocionales puede ser agotador.
Por qué cuidar la salud mental de los jóvenes
Es fundamental que los jóvenes accedan a recursos y apoyo adecuados para su salud mental, como, por ejemplo, acudir a servicios de salud mental en la escuela o a consejeros profesionales.
“Es esencial crear un entorno que fomente la comunicación abierta y que anime a los jóvenes a buscar ayuda cuando la necesiten. Todos tenemos un papel en cuidar la salud mental de los jóvenes y en crear una sociedad más compasiva y solidaria”, puntualiza el académico.
El apoyo de profesionales del área, es decir los psicólogos garantizarán:
Evaluación precisa: los profesionales de la salud mental están capacitados para realizar una evaluación exhaustiva de la salud mental de una persona. Pueden identificar los síntomas que la persona está experimentando y determinar un diagnóstico adecuado.
Tratamiento especializado: los psicólogos tienen conocimientos y experiencia en una variedad de terapias. Pueden diseñar planos de tratamiento individualizados que se adapten a las necesidades únicas de cada persona.
Confidencialidad y privacidad: la relación entre el psicólogo y el paciente se rige por normas éticas de confidencialidad. Esto permite que las personas se sientan seguras y cómodas compartiendo sus pensamientos y emociones.
Herramientas y estrategias: los profesionales de la salud mental pueden proporcionar herramientas y estrategias específicas para abordar sus problemas de salud mental, tales como de afrontamiento, habilidades de resolución de problemas, entre otras.
Apoyo emocional: los profesionales de la salud mental pueden ofrecer una presencia comprensiva y empática que puede ser crucial para el bienestar emocional de la persona.
Prevención del empeoramiento: el apoyo profesional oportuno puede prevenir que los problemas de salud mental se conviertan en crisis más graves.
Enfoque objetivo: lo que ayuda a las personas a obtener una perspectiva más clara de sus problemas y encontrar soluciones.
Conexiones con recursos adicionales: los psicólogos pueden derivar a las personas a otros servicios y recursos que pueden ser útiles para su situación, como grupos de apoyo o programas de tratamiento intensivo.
Seguimiento y progreso: a fin de ajustar el tratamiento según sea necesario para garantizar que el paciente esté en el camino hacia la recuperación y el bienestar.
Reducción del estigma: al demostrar que buscar apoyo es una decisión valiente y saludable.
Las personas o el entorno familiar que esté pasando por una situación mental difícil pueden buscar ayuda de profesionales de la salud mental a través de la línea de prevención del suicidio: https://www.tusaludmental.unifranz.edu.bo/ . La plataforma de ayuda fue creada por estudiantes de las carreras de Psicología e Ingeniería en Sistemas de Unifranz, junto a instituciones públicas y privadas en la búsqueda de poner a disposición de la sociedad una herramienta tecnológica que puede salvar vidas.