La irrupción de las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial (IA) en todos los ámbitos de la vida, con la probabilidad de reemplazo de ciertos puestos laborales, desafían a los colaboradores o trabajadores. El camino para sobreponerse a esta tormenta tecnológica para por reinventarse o desarrollar competencias más acordes al tiempo presente.
“Si la tecnología o la Inteligencia Artificial van a reemplazar ciertos puestos de trabajo, las personas que ocupaban esos puestos laborales tendrán que reinventarse (…)”, asegura Pablo Ardaya, experto en Gestión de Talento Humano por Competencias y director nacional de Capital Humano de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Un informe de McKinsey Global Institute plantea que al menos un tercio de las actividades que se desarrollan en el 60% de las ocupaciones podrían ser automatizadas y paralelamente crecerán otras hasta el 2030. Ardaya coincide con la proyección y apunta a las actividades manuales que variarán de una industria o empresa a otra, dependiendo del rubro.
Si bien muchas cosas van a ser auxiliadas por la tecnología y en muchos casos reemplazadas, no se debe perder el norte de que son las personas quienes le dan alma y espíritu al uso de esa tecnología y a los procesos que se desarrollan con su ayuda.
Comienzan a emerger otras nuevas funciones. Ardaya asegura que las empresas competitivas de hoy necesitan equipos capaces de impulsar esta transformación, con mirada en el futuro, donde primen las habilidades blandas como la comunicación, la colaboración, la resolución de problemas, el servicio al cliente, el liderazgo y la gestión.
Surgen nuevos oficios y profesiones
Desde el momento en que la gente empezó a desarrollar nuevas formas de aprovechamiento de la tecnología, han surgido otros oficios o profesiones que, seguramente, marcarán tendencia en el futuro cercano.
Asimismo, la sociedad está viviendo la creación de inimaginables puestos laborales. Las oficinas de talento o capital humano también están identificando nuevas competencias técnicas duras y competencias blandas que los nuevos puestos de trabajo van a demandar.
“Por ejemplo, hace 5 o 10 años, el puesto laboral de community manager, no era un puesto imaginado y, hoy en día, este puesto laboral es de gran relevancia para crear contenido específico para estas plataformas”, indica.
Bolivia tiene rezago en este campo
El país está lejos de aplicar estas nuevas modalidades de trabajo en función a los adelantos tecnológicos. La legislación laboral no acompaña. Impide crear entornos de trabajo colaborativos y globales con dinámicas de trabajo caracterizadas por formatos ágiles y flexibles.
Esta evolución natural del trabajo demanda que la estructura legislativa y regulatoria también se desarrolle. Hay países que ya lo han hecho y, Bolivia, con seguridad también va a tener que copiar esos modelos.
Los entornos demandan un constante aprendizaje porque cada experiencia deja un aprendizaje. Las personas tienen que darse cuenta que tienen que valorar esos conocimientos para seguir aprendiendo y, obviamente, para lograr momentos de ocio más útiles.
“Las universidades están cambiando sus modelos educativos, está trabajando en transformar esa forma de enseñanza y aprendizaje poniendo como centro al estudiante, guiándolo en su propia gestión del conocimiento, impulsando sus potencialidades, estos resultados se van a ver en mediano y corto plazo (…)”, puntualiza Ardaya.